¿Se ha equivocado Irene Montero con el calificativo “machirulo”?

Irene Montero, con Alberto Garzón.
Irene Montero, con Alberto Garzón.

Irene Montero ha desatado una tormenta lingüística con su apelativo "machirulo", dirigido al diputado del Partido Popular Ángel Luis González, después de que este mantuviera un enfrentamiento con Pablo Iglesias en el Congreso. El líder de Podemos acusó al diputado del PP de lanzarle frases del tipo "ven para acá si te atreves".

La nueva portavoz podemita se dirigió después a su rival diciéndole: “Un poco "machirulo" le he visto. Así que la próxima vez que se acerque al escaño un poco más educadamente y sin tanto "machirulismo" como tiene el Partido Popular”.

La expresión, que ha provocado el pico máximo de búsquedas de este término en Google en España de los últimos cinco años, no figura en ningún diccionario. Fundeu le atribuye un origen incierto, apuntando que tal vez procede de un acrónimo por confluencia de macho y chulo, o de macho y pirulo.

Añade que el significado que suele dársele en ámbitos feministas es el de machista que hace gala de tal condición, y por tanto tiene un matiz despectivo. Lo ha confirmado la propia Irene Montero: "Machirulo es un machista que se cree que tiene derecho a serlo".

En la polémica acaba de terciar, sin embargo, un veterano y prestigioso periodista, Luis Ángel de la Viuda, en su blog. Cita el Diccionario gay-lésbico de Félix Rodríguez, según el cual "machirulo" se aplica despectivamente  a un hombre gay, que exhibe formas convencionalmente muy masculinas y, por extensión, es un insulto proferido contra una mujer lesbiana con apariencia muy masculina.

No lo deja ahí. Aporta también que él escuchó desde niño, en el ámbito familiar, utilizar la palabra "machirulo", pero aplicada a una mujer de maneras desconsideradas y hasta groseras, sin ninguna connotación sexual. Es más, se decía "un machirulo", en la línea de la serie, también aplicada a las mujeres, de "un cochinón", "un guarretón" o "un "fardelón", todas ellas de carácter muy poco feminista. 

"Guarretón" o "cochinón" se adoptaba para las mujeres poco limpias y "fardelón" para las féminas que, vestidas, recordaban a un fardel: saco o talega que llevaban regularmente los pobres, pastores y caminantes.

Concluye Luis Ángel de la Vida que está claro que en lenguaje burgalés "machirulo" está mal identificado con un hombre machista, ni tampoco con una especie definida de marimacho. Era y es,  sencillamente, una mujer con nulos atractivos de género.


 

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