“Susana, nos has dejado abandonados”
Susana Díaz fue, probablemente sin pretenderlo, una de las protagonistas del Congreso del PSOE que sirvió para proclamar a Pedro Sánchez nuevo secretario general. El nuevo líder impuso una nueva Ejecutiva y un Comité Federal claramente afines, con contadas incorporaciones de compañeros que apoyaron a sus rivales en las primarias.
Patxi López, pese a la casi nula integración, sí logró formar parte de la nueva dirección socialista e incluir a algunos de sus colaboradores en puestos relevantes. Rodolfo Ares repite como miembro del Comité Federal, mientras que Rafael Simancas ha sido designado número dos del Grupo Socialista en el Congreso.
Díaz, por contra, ni tan siquiera intentó hacer valer el poder orgánico del PSOE andaluz, pese a ser la federación más grande del partido. Apenas estuvo ocho minutos reunida con Sánchez y después optó por ausentarse de la votación definitiva de las ponencias, organizando una pequeña reunión con sus compañeros de ejecutiva regional e improvisando un discurso.
En esa charla, que fue grabada y posteriormente difundida a los medios, la presidenta de la Junta recibe aplausos y vítores, pero algunos dirigentes del PSOE andaluz han criticado, posteriormente, la actitud de Díaz que, “en vez de pelear por nosotros, organizó su propio mitin rodeada de gente que pensaba más en tomarse una copa que en influir en el futuro del partido”.
Así lo aseguran con amargura a El Chivato cargos relevantes de la federación andaluza, que no entienden la renuncia de la presidenta de la Junta a reivindicar “su cuota” en la nueva Ejecutiva y, sobre todo, en el Comité Federal.
Estos dirigentes recuerdan que Díaz obtuvo el 40% de los votos de las primarias y representa a la región con más militantes del PSOE, dos argumentos de peso para “haber dado la batalla” y lograr una “integración real” en los nuevos órganos de gobierno del partido.
Cargos del PSOE andaluz aseguran que “Susana podía haber presentado una lista alternativa al Comité Federal para así poder negociar con Pedro, pero ni tan siquiera lo intentó”. De haberlo hecho, aseguran, Sánchez “habría tenido que negociar” y “podríamos haber logrado una representación próxima al 20%”.
Díaz, sin embargo, renunció a cualquier pacto con el secretario general, salvo el de no agresión fijado anteriormente. Una postura que, para muchos de sus compañeros, fue equivocada: “Nos ha dejado abandonados”, se lamentan ahora.
