El equipo de Marcos de Quinto admite que existe “un grave problema”

Cataluña provoca la peor crisis de Coca-Cola en España

La incorporación de la presidenta a un organismo independentista desata cientos de cartas a Atlanta, amenazas de boicot de ‘españolistas’ y reabre las presiones por no etiquetar en catalán

Todas las latas de Coca-Cola están rotuladas en castellano.
Todas las latas de Coca-Cola están rotuladas en castellano.

Coca-Cola se enfrenta a la peor crisis en España en los últimos tiempos. Supera a la sufrida hace dos años, cuando despidió a más de un millar de trabajadores en el país. La incorporación a ‘Diplocat’ de Sol Daurella ha generado un aluvión de protestas a la sede central en Atlanta. Ha logrado poner en su contra a ‘españolistas’ y ‘catalanistas’.

Daurella acaba de fichar por este organismo dependiente de la Generalitat que busca apoyo internacional a la independencia. En su web, ‘Diplocat’ explica cuáles son los objetivos que persigue. Uno de ellos es promover la ruptura de Cataluña con el resto de España.

Tras conocerse el fichaje de la presidenta de Coca-Cola España, constitucionalistas de todo el país se movilizaron en las redes sociales. La mayoría de ellos se mostraban abiertos a dejar de consumir los productos de la compañía estadounidense en favor de otras marcas.

Cartas, e-mails y llamadas a la sede de Atlanta

Pero las protestas han traspasado fronteras y han comenzado a llegar a la sede central de la multinacional en Atlanta (Estados Unidos). Según ha podido confirmar El Confidencial Digital por fuentes del sector, la matriz de Coca-Cola ha recibido, en los últimos dos días, “cientos de e-mails y llamadas” desde España preguntando por su deriva separatista.

Una de las duras advertencias que se ha hecho llegar a la sede central, promovida por consumidores de toda España contrarios a la independencia de Cataluña, amenaza con un boicot a la marca si la cúpula de la compañía no obliga a Daurella a dar un paso atrás en los próximos días.

El texto de los mensajes que se están enviando en inglés al correo oficial de la empresa es el siguiente:

-- “Concerned with Ms Daurella supporting the radicals that promote the secession of Catalonia from the rest of Spain. I´ve stopped buying Coke until she withdraws. (“Habiendo conocido que la señora Daurella está dando apoyo a los radicales que promueven la secesión de Cataluña del resto de España, he dejado de comprar Coca Cola hasta que dé un paso atrás”).

Bajo el argumento de que Coca-Cola no tiene una opinión política que prevalezca en todo el mundo, la multinacional ha evitado reaccionar públicamente ante el debate que se ha desatado en los últimos días.

El guiño al independentismo reabre otro frente

Por si esto fuera poco, el escenario que visualiza la compañía anticipa también otra grave crisis. Altos ejecutivos en Atlanta, entre los que se encuentran el español Marcos de Quinto, admiten en privado estos días que Coca-Cola ha detectado el resurgir en España de otra guerra que había logrado frenar hace dos años, en este caso con los independentistas catalanes. Hablan de “un grave problema”.

Coca-Cola se ha venido negando en redondo a etiquetar sus productos en catalán, pese a las presiones políticas que recibía procedentes de los sectores del catalanismo más radical. La ofensiva tuvo su momento álgido en 2013, tras una campaña de la compañía incluyendo nombres en las latas de refresco.

 

El hecho de que se decidiera apostar por incluir nombres en catalán no se extendió al resto de la información que contienen las latas (ingredientes, composición, etc...). Coca Cola España se mantuvo firme y no tradujo su etiquetado al catalán. Con el paso de los meses, la polémica quedó en nada.

Dificulta mantener que “España es un mercado único”

En la cúpula de la compañía inquieta ahora que esa defensa que utilizaba frente a los catalanistas pueda comenzar también a resquebrajarse. La incorporación de Daurella a ‘Diplocat’ choca con los argumentos que alegaba para negarse al etiquetado en lengua catalana.

Frente a las presiones políticas que recibía, Coca-Cola respondía que España es un mercado único, y que la rotulación en castellano, el idioma oficial del país, sirve para todos los consumidores en cualquier territorio del Estado español.

Y el argumento de apoyarse en la normativa de la UE

Además, en la multinacional se apoyaban también en una normativa europea, de mayor rango por tanto que el Código Catalán de Consumo, para eludir las presiones.

El argumento es que dentro de Europa, en productos de alimentación sólo se puede imponer el etiquetaje en alguna de las lenguas oficiales de la UE. Y el catalán, de momento, no lo es.

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