Javier Fumero

Los viajes en globo de Soraya

Muchos recordarán aquel incidente que protagonizó hace unos años la vicepresidenta del Gobierno cuando accedió a subirse a un globo aerostático junto a Jesús Calleja, para salir en el programa de Cuatro. Se montó entonces un pequeño revuelo porque la aventura acabó con cierto riesgo para la integridad de los protagonistas.

Por las imágenes que circularon entonces, no parece que Soraya Sáenz de Santamaría le cogiera mucho miedo a volar. Demostró mucho aplomo y sentido del humor. Más le vale. Porque con los encargos que el presidente del Gobierno le ha encomendado esta legislatura tiene para entretenerse. No sólo por los muchos kilómetros que deberá realizar entre idas y venidas sino por los vientos huracanados y tormentas que le esperan.

No hay mucho publicado porque ella suele preferir la discreción y el perfil bajo. Pero Soraya lleva semanas empeñada en dos grandes frentes:

a) Cataluña. Se está dedicando, en cuerpo y alma, a encauzar la relación entre Cataluña y el Estado. La vicepresidenta ha emprendido una campaña de gestos para conformar otro ambiente y restablecer una interlocución prácticamente rota. Y ya tiene un plan sobre la mesa: la nueva estrategia del Gobierno pasa ahora por rebajar el frente jurídico y negociar en otros ámbitos. La normalización de las relaciones con Cataluña incluye la retirada de una treintena de recursos de inconstitucionalidad.

b) País Vasco. Desde la cartera de Administraciones Territoriales Soraya también está tendiendo puentes con el PNV. Auténtico encaje de bolillos, de vital importancia para los Presupuestos Generales del Estado. Por allí se ha dejado ver la vicepresidenta y ya ha llegado a acuerdos estratégicos de calado, como la retirada del recurso ante el Tribunal Constitucional contra la Ley Municipal vasca. No habrá enmienda y se allana el camino a un acuerdo nacional con Erkoreka y los suyos.

¿A quién nos recuerda la actividad de Sáenz de Santamaría? A la ingente labor de Rodrigo Rato en 1996, cuando arrancó aquella primera legislatura de José María Aznar por la que nadie daba un duro y que acabó en mayoría absoluta. Rato logró cerrar –contra todo pronóstico- acuerdos estratégicos con CiU y PNV. Ahí cimentó el PP sus ocho años de gobierno.

Está por ver dónde nos llevan esta vez los viajes en globo de Soraya.

Más en twitter: @javierfumero

 
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