Javier Fumero

El Podemos rojo

La caótica gestión que ha realizado Pedro Sánchez sobre la posición del PSOE respecto al Tratado de libre comercio entre la UE y Canadá (CETA) ha supuesto el primer traspié serio del nuevo secretario general. Un incidente que le va a provocar algún dolor de cabeza.

En política hay que medir muy bien las cosas: los posicionamientos, los tiempos, las formas… A eso ayuda mucho la experiencia, el bagaje. Algo que no abunda en el equipo que ha formado el nuevo líder del PSOE, más preocupado por concitar afines que por reunir a especialistas.

El anuncio de la retirada del apoyo a este acuerdo europeo ha provocado un gran estupor, especialmente a nivel interno. Porque este Tratado ya fue votado favorablemente por eurodiputados socialistas españoles en el Parlamento Europeo en febrero.

También votó “sí” Iratxe García, una persona del círculo cercano a Pedro Sánchez que se ha convertido en la nueva portavoz socialista en el Eurocámara. Se definió entonces como el tratado de libre comercio más progresista firmado por la Unión Europea.

¿Cómo se explica que ahora sea malo para los españoles? Muy difícilmente.

Pero es que, además, se da el caso de que los socialistas portugueses –a los que Pedro Sánchez puso de ejemplo y modelo recientemente- lo han ratificado con entusiasmo, señalando incluso que se trata de un pacto que puede servir de modelo para otros del mismo tenor.

¿Cómo se explica entonces que ahora sea visto de forma tan negativa por los socialistas españoles? Muy difícilmente.

Por si todos estos bandazos fueran poco, hay diputados quejosos por las formas, por el modo en el que todo esto se ha hecho:

-- “Nos enteramos por un tuit. Sin debate en la Ejecutiva, ni en el grupo parlamentario, sin preguntar a nadie. Primero Cristina Narbona dice que no lo apoyaremos y luego llega la decisión de abstenernos dictada por Pedro Sánchez. No parece que haya consultado a las bases sobre esto”.

 

El PP ha empezado a hacer sangre, faltaría más. Le ha faltado tiempo. Habla ya de la coexistencia de un Podemos morado y de otro rojo. De falta de personalidad en los socialistas. De división interna sin precedentes. De un PSOE “podemizado, sin rumbo, confuso, errático, radicalizado y populista”.

Lo peor de esta deriva es que Pedro Sánchez alimenta a sus detractores. Con vaivenes de este tipo, da vida a sus enemigos, da armas a quienes pretenden arrumbarle en cuanto ofrezca los primeros síntomas de debilidad.

Más en twitter: @javierfumero

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