Javier Fumero

“Complaciente” y “madurita”: las mujeres olvidadas

El pasado miércoles se celebró en todo el mundo el día internacional de la mujer. Hubo grandes despliegues y declaraciones, movilizaciones, posicionamientos severos, gestos conmovedores, denuncias y guiños. Ha sido estupendo y necesario porque hay mucho terreno que ganar en la reivindicación de un mundo más justo e igualitario para las mujeres.

Sin embargo, eché en falta una reivindicación muy importante: la denuncia de los anuncios de prostitución en los periódicos españoles.

Parece mentira pero pasan los años, crece la sensibilidad social, y ahí siguen. Les pongo dos ejemplos reales:

-- “Puertorriqueña. 26 años. Pechugona. Sexy. Besucona. Bisexual. Parejas. Anal. Francés. Club intercambios. Hoteles, domicilios. 70, taxi incluido”.

-- “Cubana impresionante. Cañón, culona, garganta profunda, griego, parejas. Club liberal. Desplazamientos”.

Estos dos textos aparecieron el viernes en el prestigioso diario El País, en la sección de anuncios clasificados. La lista, con descripciones de este mismo tenor, ocupaba media página e incluía 97 números de teléfonos.

Me asombra que, en medio de un clamor generalizado en defensa de la dignidad de la mujer, se hayan hecho tan pocas referencias a esta lacra. Periódicos nacionales de este país, entre los que –insisto- están El País y El Mundo, incluyen todavía hoy –¡en pleno siglo 21!- páginas de publicidad sobre comercio sexual. Es cuestión de dinero, simple y llanamente. No están dispuestos a renunciar a una actividad por la que han llegado a facturar 40 millones de euros al año.

El principal argumento que esgrimen los editores es que la prostitución sigue siendo actualmente una actividad lícita. Cualquier veto en esta dirección sería, por tanto –advierten-, una vulneración de la libertad de expresión de los anunciantes y su legítima opción de anunciarse.

Pero estas razones decaen ante las evidencias de que, detrás de esos anuncios, hay redes de trata de personas y de explotación sexual. Se pudo comprobar en aquella operación policial del verano de 2010 que destapó una trama que utilizaba precisamente los anuncios de contactos para explotar a más de 350 mujeres. Con esta actividad el grupo criminal obtenía más de 700.000 euros mensuales.

 

Por todo esto, algunos llevamos años denunciando regularmente esta situación. Y alabando, por cierto, la valentía y honestidad de otras cabeceras que, sabiendo que renunciaban a muchos millones de euros, decidieron hace tiempo no admitir más anuncios de sexo, meretrices y líneas eróticas: es el caso del diario La Razón, 20 Minutos, Diario de Navarra, Avui, en su día el periódico Público...

Algunos pasos se van dando. El Consejo de Estado emitió un duro dictamen, en marzo de 2011, en el que instaba a “prohibir” o al menos, “limitar severamente” los anuncios de prostitución en prensa. El Congreso de los Diputados aprobó en 2015 de forma definitiva el informe elaborado por la subcomisión de estudio sobre la trata de seres humanos con fines de explotación sexual que, entre otras recomendaciones, pide la eliminación paulatina de los llamados ‘anuncios de contacto’.

Pero de hecho, siguen apareciendo mujeres descritas como “sumisas”, “tetudas” y “apasionadas” en la prensa nacional sin que nadie clame contra este abuso. Parece que la defensa de la ética, de la justicia y de los derechos humanos está fenomenal… salvo que afecte a mi bolsillo. En ese caso, si soy editor de prensa, tengo la suficiente magnanimidad para replantearme mis principios. Faltaría más.

Más en twitter: @javierfumero

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