José Apezarena

Las amargas lágrimas de Irene Montero

Irene Montero ha conseguido una evidente notoriedad política con su intervención durante la moción de censura, en el que tuvo especial protagonismo por el tono y contenido (y también longitud, más de dos horas) del discurso con el que se abrió el pleno.

Ese protagonismo no pasó inadvertido al portavoz del Partido Popular, Rafael Hernando, que se refirió a ella durante su intervención de ayer. Por ejemplo, refiriéndose a la cita que había realizado de Clara Campoamor, le corrigió: “Usted, señora Montero, se parece más a Margarita Nelken que a Clara Campoamor”.

La última traca fue el comentario al final de su parlamento cuando, aludiendo precisamente a la intervención del martes de Pablo Iglesias, afirmó: "Hay quien dice que estuvo mejor la señora Montero que usted. Pero no diré yo esto porque, si no, no sé qué voy a provocar en esa relación". 

La alusión a la relación sentimental entre el número uno de Podemos y su portavoz en el Congreso provocó un inmediato gesto de rechazo e indignación en Pablo Iglesias, pero sobre todo impactó en Irene Montero. Se echó para atrás en el asiento y en sus ojos asomaron unas lágrimas. La imagen quedó plasmada en algunas fotografías.

Rafael Hernando se dio cuenta del efecto causado e intentó rectificar, precisando que hablaba de "relación política". Y añadió: "Si les he ofendido con mis palabras, pido excusas. Me refería únicamente a la relación política". Pero ya era tarde.

El incidente provocó un alud de críticas de diputados y dirigentes de Podemos a través de las redes sociales. No tanto en el bando popular. Por ejemplo, una enfadada María Dolores de Cospedal comentaba en los pasillos que nadie dice nada cuando Pablo Iglesias "se mete con mi marido".

Antes, el portavoz Popular había intentado imputar de machismo a Pablo Iglesias cuando, a propósito de una alusión suya a la mujer, planteó: "¿La azotaría hasta que sangrase?", refiriéndose a una frase pronunciada en su día por Pablo Iglesias sobre Mariló Montero. Y le acusó de haber apoyado las reivindicaciones de los estibadores de Algeciras, a pesar de que impiden que con ellos trabajen mujeres.

La cuestión machista dominó el final del debate de censura, por la frase de Rafael Hernando, pero ya estuvo en primer plano el día anterior, sobre todo con la dura réplica que hizo a Pablo Iglesias la diputada canaria Ana Oramas, indignada por la desconsideración con que le había tratado el candidato. Visiblemente enfadada, le espetó desde la tribuna de oradores: "Sé que no le gustan las mujeres no sumisas". Para denunciar "su tonito machista" y decir que eso era "problema suyo".

editor@elconfidencialdigital.com

 

En Twitter @JoseApezarena

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