José Apezarena

Quince flashes de un Pleno que no pasará a la historia

Ayer se celebró en el Congreso uno de los últimos plenos sin Gobierno de esta anómala legislatura. Y pude estar presente en la tribuna de invitados, a título de observador.

Es uno de los últimos plenos en estas circunstancias porque, o el día 29 Mariano Rajoy acaba investido presidente, y por tanto se podrá formar un Gobierno de pleno derecho, o bien al día siguiente, el 30 de octubre, quedan disueltas las actuales Cortes para dar paso a esas terceras elecciones que nadie desea.

A estas alturas, todo indica que ocurrirá lo primero porque el PSOE optará por la abstención, aunque la batalla en el socialismo no está cerrada, y por tanto tampoco garantizada definitivamente la victoria de los críticos.

En el orden del día del pleno, la reforma electoral para que, en caso de que haya elecciones, se puedan celebrar el 18 de diciembre en lugar del 25, día de Navidad; y la proposición de ley del PP para reformar la ley orgánica de estabilidad presupuestaria para que el Gobierno pueda fijar los nuevos objetivos de déficit y de deuda en ayuntamientos y autonomías.

Presenciar una sesión plenaria del Congreso y fijarse en los pequeños detalles tiene cierto interés añadido. Voy a reseñar, aunque sea resumidamente, algunas circunstancias menores del pleno de ayer.

-Algo más de media entrada en los asientos del hemiciclo, lo que siempre constituye un espectáculo penoso.

-Cristóbal Montoro, que fue uno de los primeros miembros del Gobierno en llegar, se llevó muchas de las fotos iniciales. Se mostraba sonriente y relajado.

-Se procedió primero a la jura o promesa de los nuevos diputados, uno de ellos Javier Maroto, que sustituye a su amigo Alfonso Alonso y que parecía medianamente satisfecho.

-Mientras los miembros de la Mesa se pusieron en pie para escuchar el juramento o promesa, los diputados continuaron sentados, bastante indiferentes.

 

-Pedro Sánchez, que ya ha regresado de su periplo vacacional por Estados Unidos, no asistió. Existía expectación por ver si comparecía.

-Antonio Hernando, nuevo portavoz del PSOE, se sentó, lógicamente, en el escaño que hasta ahora ha ocupado Pedro Sánchez, encabezando la bancada socialista. Mostraba un semblante serio, casi triste, y se veía que no tenía muchas ganas de conversación porque se mantenía bastante solitario. Un par de veces salió para hablar por teléfono.

-César Luena, anterior número dos del partido, llegó tarde y subió casi en solitario hasta los bancos de la zona superior. Se sentó prácticamente solo, por encima de Eduardo Madina, también solitario en su escaño, y este a su vez en la fila superior de Patxi López, otro solitario.

-Al inicio de la sesión, la portavoz del PP deploró la agresión sufrida por dos guardias civiles en Alsasua y elogió el trabajo de la Benemérita, palabras que solo merecieron los aplausos de la bancada popular.  Y de dos socialistas. Precisamente Patxi López y Eduardo Madina.

-Pablo Iglesias llegó también tarde, con una mochila al hombro y más desaliñado de lo habitual, quizá para responder al giro a la izquierda que viene protagonizando. A su lado se sentaba Íñigo Errejón. Apenas intercambiaron palabras durante la mayor parte del tiempo. Ambos, serios. Los dos se afanaban en consultar y en escribir en sus tabletas o teléfonos móviles. Había gran sensación de distancia.

-A la presidenta, Ana Pastor, sigue viéndosele excesivamente tensa, rígida. En varias ocasiones interrumpió el turno de palabra para llamar la atención a los diputados, que seguían hablando por su cuenta, sin atender a los oradores, incluso formando pequeños corrillos. Le hicieron caso.

-Una vez más, nadie atendía a nadie, salvo los del propio grupo. Los teléfonos móviles ocupaban la atención de sus señorías.

-Los partidos pequeños no quisieron perder su minuto de gloria: todos ellos subieron a la tribuna. Y para hablar, cada uno, precisamente un minuto. Resultaba hasta un poco cómico.

-El portavoz de UPN, el navarro Íñigo Alli, volvió a condenar los sucesos de Alsasua y a destacar el trabajo de la Guardia Civil en el País Vasco y en Navarra.

-La portavoz de Bildu, Marian Beitialarrangoitia, que escuchó estas y las frases iniciales criticando la agresión, no hizo la menor referencia a los hechos.

-La tribuna de prensa, absolutamente vacía. Aunque, como es sabido, los informadores pueden seguir la sesión a través del circuito cerrado de la cámara. En algún momento se vio allí a Marilar de Andrés, la jefa de prensa del PP.

Son en total quince pequeños flashes. No demasiado importantes, pero significativos. Sobre todo alguno.

editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena


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