Mejores tinacos para almacenar agua: todo lo que debes saber

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Una de las mejores maneras de tener agua en las viviendas particulares son los tinacos, pequeños recipientes que muchas veces se ponen en los tejados, aprovechando la gravedad para que el agua llegue a la casa. Son económicos y el lavado de tinacos es casi el único mantenimiento que necesitan. Además, este proceso es muy sencillo, pues lo usual es que los tinacos sean pequeños.

¿De qué materiales son los tinacos?

A lo largo de los años, los tinacos se han construido de diversos materiales. De este modo, los más antiguos eran de asbesto o de cemento, componentes duros y baratos, que no eran los más indicados para ponerlos en los tejados, pues pesaban y se podían romper durante el traslado.

Por eso, los materiales fueron evolucionando y ahora los encontramos de polietileno, un tipo de plástico económico, ligero y muy higiénico. Si los tinacos están hechos con este material, apenas pesan y son más resistentes a los golpes, algo que facilita tanto la instalación como el traslado.

¿Cuáles son los mejores tinacos para almacenar agua potable?

Ahora mismo, los mejores son los de plástico, entre los cuales destacan los de polietileno al ser aptos para almacenar el agua de consumo.

Los hay de muchas capacidades y se pueden equipar con bombas, por lo que al abrir el grifo de la vivienda no notaremos una bajada de presión. Además, si por cualquier circunstancia se rompe, es posible cambiarlo sin que eso suponga un problema de cara a la economía familiar.

¿Qué tamaño es el ideal para instalar un tinaco?

Aquí entran muchos factores en juego, como si lo vamos a usar a modo de reserva de emergencia, cuántos miembros hay en la familia, qué uso hacemos del agua en casa, etc. También hay que tener en cuenta el peso, en especial si lo colocamos en el tejado de la vivienda.

De esta manera, es muy complicado indicar un tamaño ideal, pero quizá aquellos que rondan los 1000 litros son los más polivalentes y los más demandados por las familias.

¿Cómo se lava?

Es crucial acordarse de que el tinaco se tiene que lavar con frecuencia, más si bebemos el agua que almacena. Al tener tan poca capacidad, se lava de una forma muy sencilla, e incluso lo podemos hacer nosotros comenzando por vaciarlo abriendo el grifo que suelen llevar en su parte inferior.

Es mejor esperar a que esté casi vacío y así no desperdiciamos el agua, un bien muy apreciado en muchas zonas del planeta. Ya con el tinaco sin nada dentro hay que mirar en el interior y ver si tiene sólidos que podemos sacar con algún útil como una aspiradora, para después fregar las paredes y el fondo con un cepillo y jabón.

 

Conviene desinfectarlo con cloro y dejar que este actúe unos minutos, tras lo cual enjuagamos bien el tinaco para quitar todos los restos de productos de limpieza que hayan podido quedar. Una vez que lo hemos enjuagado bien lo llenamos de nuevo y disfrutamos de él hasta que le toque la próxima limpieza.

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